Ser adolescente: construcción de la identidad

y patologías del carácter



Ricardo Fandiño Pascual

Psicólogo Clínico. Presidente de ASEIA. ourense

(Asociación para a Saúde Emocional na Infancia e a Adolescencia)

Correspondencia: rifanpa@hotmail.com


Nos dice David Le Bretón (2.014) en su interesante obra “Una breve historia de la adolescencia”, que la adolescencia no es algo que caiga de maduro, que creció de forma insidiosa en nuestra sociedades, en medios burgueses, a partir de un cambio de afectividad en el seno de las familias durante el S.XVIII, cristalizó lentamente con el correr del S.XIX a través de la instauración de la escuela obligatoria, se emancipó en los años sesenta (Mayo del 68), y debido al consumo juvenil y a la dificultad creciente de entrada en la vida adulta se entroniza en los años 90 del siglo pasado.


La adolescencia se constituye así como una etapa de la vida que se define por ser de transición y cambio. De transición entre la infancia y la vida adulta, y de cambios corporales, de identificaciones, de relaciones, de referentes, de intereses, etc..


Es la adolescencia, por lo tanto, un periodo que se puede definir como de crisis en si mismo. Una crisis que resulta determinante en el proceso de construcción de la identidad subjetiva. La resolución en positivo de la crisis adolescente es una oportunidad para “ser uno en el mundo”. Cuando la crisis no se puede resolver, o se resuelve en negativo, nos acercamos al terreno de las personalidades patológicas.


De la crisis adolescente, en cuanto a la construcción de la identidad, ha dado buena cuenta la literatura a lo largo de los   años, y haré un breve repaso durante esta exposición de algunos títulos clásicos y actuales al respecto para de este modo ilustrar mi exposición.


LA ADOLESCENCIA COMO CRISIS NECESARIA

 

Si consideramos la adolescencia como el periodo de transición entre la infancia y la vida adulta estamos considerándola como un periodo de crisis en si misma. Los comportamientos se ven alterados como manifestación de una búsqueda de la identidad en la que el joven se enfrenta a un cuerpo que cambia, unos roles sociales que cambian, y en definitiva, un “yo” que cambia. La sexualidad aparece con todo su apogeo para tener que ser integrada en el sujeto psicocorporal.

 

Todo este proceso está determinado por el deseo del joven, la exigencia social, y las renuncias a buena parte de los beneficios de la infancia.

 

Como ejemplo podemos tomar Tonio Kröger de Thomas Mann (1903).Es una novela corta en la que el autor alemán nos presenta el proceso de desarrollo y evolución de un personaje, Tonio, desde su infancia y adolescencia hasta su madurez. La evolución viene marcada por diversas oposiciones entre las que destaca el mundo burgués y espiritual del padre y el sensual y artístico de la madre. También aparece explicitada la evolución en la constitución de la propia identidad sexual manifestada en su primer amor con un compañero de clase, y el posterior con una amiga

 

En esta búsqueda la conducta va “dando tumbos” tanteando los límites de lo permitido y trasgrediéndolos en ocasiones. Es la forma de dicha transgresión y la evolución de la misma, el tipo de conflicto que hay con las figuras de autoridad, entre la rebeldía y la búsqueda de autonomía, lo que caracterizará lo saludable o patológico del comportamiento.


CONDUCTA E IDENTIDAD (LO VISIBLE Y LO INVISIBLE DEL SUJETO)

 

La cuestión de la identificación del problema, el desarrollo de la identidad del adolescente, con la parte visible del problema, el comportamiento del adolescente, tiene también fuertes implicaciones a la hora de definir cuál es la terapéutica y con qué objetivo planteamos la misma. Si centramos nuestra mirada únicamente en la problemática comportamental, nuestro objetivo será que el joven “se porte bien”, de acuerdo a lo que socialmente consideramos como tal. Se trataría entonces de un aprendizaje de las estrategias de control de la conducta adecuadas al contexto. Sin embargo, si tenemos una visión más amplia del problema, en la que como decíamos antes, el desarrollo de la identidad está en juego, el enfoque deberá incluir el abordaje de la problemática evolutiva, afectiva, relacional y también la comportamental del adolescente

 

Desde que Freud formuló la teoría del inconsciente, sabemos que el ser humano no se define únicamente a través de su representación social, y que existe todo un mundo, oculto a la mirada de lo mensurable, que también determina lo que el sujeto es. Es el mundo de los deseos y los miedos, de las fantasías y los afectos.

 

Hay una parte no visible del sujeto que lo condiciona, y que deberemos de tener siempre en cuenta a la hora de evaluar su problemática, a la hora de encontrarnos con él.

 

Con frecuencia las partes más visibles del sujeto; la conducta, la representación social, y las menos visibles; lo más íntimo de los afectos, las emociones, también el mundo inconsciente, están en franca contradicción. La adolescencia es uno de esos momentos particulares en los que se da la paradoja de que la apariencia tiene una gran importancia, y sin embargo engaña ya que es de tanta magnitud lo que muestra como lo que oculta.


En Sentido y Sensibilidad de Jane Austen (1811) se nos cuenta la

historia de dos hermanas Elinor de 19 años y Marianne de 17 con caractereres complementarios. Habitualmente se considera que Elinor, representa el "sentido" o “razón” y Marianne la "sensibilidad" o “emoción”. En todo caso es la tensión entre el principio de placer y el principio de realidad, y como la resolución de la misma deviene en diferentes tipos caracteriales, uno de los nucleos centrales de esta obra.

 

LA REPERCUSION DE LO SOCIAL EN LA FORMACIÓN DE LA IDENTIDAD

 

En su artículo “La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna” de S.Freud (1.908) apuntaba claramente a la influencia de los elementos ideológicos predominantes en la sociedad como determinantes en la construcción de la identidad de los sujetos. Esta misma idea sería desarrollada por Wilhelm Reich en su obra capital el “Análisis del Carácter” (1.933).

 

¿Es la problemática de los niños y adolescentes mayor ahora que antes?. No se trata de una pregunta sencilla de contestar ya que desde que la adolescencia existe como tal, esta parece haber sido siempre una etapa conflictiva.

 

En “Cuento de Invierno” William Shakespeare (1.611) ya expresaba: “…Desearía que no hubiera edad intermedia entre los 16 y los 23 años, o que la juventud humana durmiera hasta hartarse, porque no hay nada entre esas edades como no sea dejar embarazadas a las chicas, agraviar a los ancianos, robar y pelear”.


Y efectivamente es cierto que la adolescencia siempre ha sido identificada como un período caracterizado por lo desmedido, la transgresión o la rebeldía. Así lo definían Arminda Aberasturi y Mauricio Knobel (1.999) cuando hablaba del “síndrome normal de la adolescencia".


Pero por otra parte parece existir un consenso generalizado 

acerca de que en las sociedades occidentales se está produciendo un mayor impacto de la problemática adolescente.

 

“Lolito” de Ben Brooks (2.014) la historia de un adolescente, escrita por un adolescente (Brooks tiene apenas 22 años), al que sólo una relación virtual con una mujer madura hará levantarse de la cama y dejar de emborracharse. Etgar dice que le gustaría beber siempre té con chocolate, pero sin embargo vacía una botella de alcohol tras otra. Los amigos de Etgar sufren, pero siempre despiden sus mensajes con un emoticono en forma de risa. Pasea por las calles grises de su pueblo, pero es en internet donde Etgar descubre el desamor más cruel (el engaño de su primera novia en Facebook) y también el amor más cálido y extraño (el consuelo de una mujer madura tan indefensa como él, en un chat sexual). Un juego de identidades virtuales que a Etgar le parece imposible resolver en la vida real.


En todo el proceso madurativo del sujeto, el contexto social resulta un elemento determinante con repercusiones en el carácter. La adolescencia resulta especialmente sensible a esa influencia, ya que en resolución en adultez está comprometida la posibilidad de integración social. En la actualidad esos referentes sociales parecen situarse más sobre elementos correspondientes a la propia adolescencia, por lo que esta tiende a autorreferenciarse y prolongarse en el tiempo


Actualmente, acompañando a los cambios sociales que se han venido dando en la configuración y funcionalidad de las familias, la presencia de las figuras parentales es más difusa durante los primeros años de vida, por lo que la crisis edípica se diluye, quedando pendiente para la adolescencia en la que en lugar de darse una reactualización del conflicto edípico, se produce una auténtica explosión edípica que se sintomatiza en la sistemática y aguda problematización de la relación entre el joven y la norma, la familia y la sociedad en general.


Jean Bergeret (1.974) afirmaba que la política educativa de los  kibutz en Israel, en la que los niños eran retirados prematuramente a sus padres, pasando a convivir en lugares especialmente acondicionados para ellos, siendo cuidados y educados por profesionales, preservaba a estos jóvenes del desarrollo de estructuras de personalidad psicóticas, pero favorecía sin embargo el incremento de estructuras de personalidad borderline. Y es precisamente el incremento de estas estructuras de personalidad, entre las que Paulina Kernberg (2.001) distingue las limítrofes, las antisociales, las histriónicas y las narcisistas, lo que se está observando de forma frecuente en la clínica de la adolescencia.


“Algun dia todo este dolor te será útil” de Peter Cameron (2.013) es conocido como “El Guardian entre el Centeno” de la actualidad. La voz de protagonista, James, nos ofrece una sarcástica y divertida mirada sobre su confusa vida, sobre cómo su familia bien situada socialmente y permanentemente reconstituida, y su psicoanalista tratan de ayudarle, o sobre cómo intenta, torpemente, aclararse y salir de su aislamiento. También nos habla del descubrimiento de su identidad sexual y del manejo que realiza del mismo en su entorno relacional.


Por otra parte en los últimos años se observa una cada vez más fuerte idealización de la adolescencia como grupo social, al que los niños quieren pertenecer cuanto antes, y en el que los adultos querrían permanecer cuanto más tiempo mejor. El adolescente es el principal consumidor en una sociedad de consumo, y sus gustos e intereses determinan el interés.


MECANISMOS DE DEFENSA. DE LA FORMACIÓN DE LA IDENTIDAD A LA PSICOPATOLOGÍA


Durante la adolescencia es en ocasiones difícil diferenciar entre una estructura patológica de la personalidad y una fase del desarrollo de la misma. Sin embargo la clínica nos indica como cada vez más se producen tempranas estructuraciones, cosa por otro lado lógica ya que también la adolescencia parece  tener un inicio anticipado con la llegada más prematura a la pubertad. Es por ello que con frecuencia los padres y educadores se preguntan a edades tempranas ¿esto que hace mi hijo es normal o ¿“se le va a pasar” cuando se haga mayor?


Toda la problemática del desarrollo de la identidad en el adolescente se puede manifestar a través de mecanismos defensivos, externalizados en conductas:


- Basadas en la omnipotencia: altanería, rebeldía, temeridad.

- Basadas en la negación: inhibiciones y actuaciones. 

- Basadas en la idealización: fanatismo, culto al héroe, relaciones extrañas, conductas extravagantes

- Basadas en la disociación: oposicionismos, ambivalencia y/o extremismos


Todas estas conductas, propias de las funciones defensivas del yo, de aparición frecuente durante la adolescencia, se verán en casos psicopatológicos incrementados en su intensidad y frecuencia. Hemos de recordar que estos mecanismos de defensa utilizados de forma masiva por el joven podrán ser además puestos en “el otro” a través de la proyección o de la identificación proyectiva, por lo que inevitablemente el entorno se va a ver afectado no solo por los comportamientos del niño o joven, sino también por sus propias reacciones contratransferenciales, en ocasiones también cargadas de componentes patológicos.


En la pieza teatral Peer Gynt de Ibsen (1867), Peer es un adolescente, un joven muy intrépido, que fantasea con ser rico e influyente y que tiene sus veleidades artísticas. Sus decisiones apasionadas e impulsivas irán provocando diferentes desgracias personales a lo largo de la historia. En la obra se puede ver como Peer se ve permanentemente dominado por la persecución de un yo ideal que solo al final de la obra devendrá en ideal del yo a consecuencia de la asunción de la pérdida. Sería inspiración para un ensayo de Wilhelm Reich (1.925) que 

después derivaría en su formulación de los Caracteres Impulsivos semejantes a lo que hoy entenderíamos por Trastornos de Personalidad Tipo B del DSM 5


Por otra parte la experiencia de la pubertad permite al sujeto el acceso a una imagen de si mismo que hasta ese momento desconocía, poniendo en cuestión las posiciones identificatorias mantenidas durante la infancia. El encuentro con el otro, que se produce en la adolescencia, es terreno propicio para que los jóvenes con mayor potencialidad psicótica se vean sometidos a una tensión que puede resultarles insoportable.


El encuentro con el otro de la pubertad puede ser cruel para el sujeto más frágil psíquicamente, ya que puede aparecer sin apenas recursos o elementos de anclaje que le permitan manejarse en un contexto donde la pulsión sexual es manifiesta. Se incrementan de este modo las agresiones sadomasoquistas.


Skim es un comic de Mariko y Jiliiam Tamaki (2.010). Skim es una adolescente que sueña con ser bruja, viste como una gótica y solo tiene una amiga en el instituto femenino en el que estudia. Ambas se dedican a ir por el instituto sin socializar, riéndose de las demás compañeras mientras son objeto del rechazo de todos los demás.


Tras un suicidio en el instituto, todas sus compañeras y profesoras empiezan a sospechar que Skim no es feliz en su vida y que también se suicidará. La bisexualidad también forma parte del proceso madurativo de la joven protagonista.


EL ADOLESCENTE FRENTE AL ADULTO Y EL ADULTO FRENTE AL ADOLESCENTE (EL LUGAR DEL TERAPEUTA)


La autoridad está cuestionada y, el cuestionamiento de la autoridad, anuncia la caída de los mitos de la modernidad. Los jóvenes perciben la ausencia irremediable de un futuro cierto. 


No hay garantías, ni un orden más allá del orden, puntual e inestable, que podamos construir. Un efecto de este relativismo es lo que Zygmunt Bauman (2.007) interpreta como sociedad líquida donde todos los referentes son cambiantes e inconsistentes. Este fenómeno tiene como una de sus consecuencias la frecuente aparición de problemáticas narcisistas en un intento del adolescente de compensar, a través del acorazamiento omnipotente, la vivencia de un gran vacío interno.


En este contexto cada vez parece más difícil que el adulto, ya desde el mundo familiar, ya desde el mundo social, pueda introducir en la relación con el niño y el adolescente la idea de límite, y de como la consecución del placer obtenido dentro del orden de la cultura, pasa inevitablemente por el reconocimiento de las necesidades y deseos de un otro.


Una obra paradigmática de la adolescencia es “El guardian entre el centeno” (1951) de Salinger. Cuando se publicó en los Estados Unidos, apareciendo a través de Holden Caufield, el protagonista, una ácida crítica del mundo adulto y un intenso conflicto en la construcción del propio ser. Se empieza a formular el “yo no quiero ser adulto porque yo no quiero ser como los adultos”.


La plasticidad que se da en la la adolescencia hacen que sea un buen momento para intervenir, ya que los procesos de construcción del “yo” todavía no están cerrados. En este sentido, las intervenciones tardías, suelen tener menos efectividad. Pero ¿Desde qué lugar podemos hacerlo como terapeutas?.


Sandor Ferenzci (1.932)escribió un interesante artículo titulado “Confusión de lenguas entre los adultos y el niño”. Esta confusión de lenguas parecería darse en la actualidad entre el adulto y el adolescente y se ilustra muy bien en la siguiente novela.


Los cansados de Michele Serra (2.014) está escrita desde la perspectiva del padre de un adolescente, que es a la vez su hijo y el mayor de los desconocidos. Desde esta perspectiva penetra en el mundo de los llamados «postpadres».


El adulto se confunde cuando intenta utilizar el mismo lenguaje del adolescente, sin embargo necesita conocer el código del otro para enseñar la lengua de los adultos. También el informático, el virtual, el de las redes sociales es un nuevo código a conocer. Pero no desde la aceptación del lenguaje adolescente como un lenguaje universal, sino para intentar encontrar el lugar del adulto y de su propio lenguaje en ese nuevo lugar de relación.


Las crisis asustan por lo que suponen de incertidumbre ante el cambio de un orden establecido, por lo que puedan conllevar de dolor y de pérdida. Pero las crisis son también inevitables en el proceso de crecer. Cuando el hijo crece, la familia estará efectivamente sujeta a un cambio que necesita de un grado de flexibilidad.


Debemos de tener en cuenta que la construcción de la identidad, necesita siempre de la presencia de referentes, con una mirada amplia, que introduzca la idea de solidez a través de unos, la funcionalidad para una vida autónoma y también un sentido del respeto con el medio en el que el sujeto va a vivir. La sociedad, a través de los diferentes agentes; familia, escuela, medios de comunicación, etc., debe de ofrecer esos referentes. Los padres, los maestros, los terapeutas nos encontramos frente a un adolescente en cambio, muchas veces en el filo entre la construcción de una identidad adaptativa y la patología del carácter. No podemos entonces de ninguna manera sustraernos a nuestro lugar de referentes adultos y por ello inevitablemente nos sentirnos cuestionados transferencial y contratransferencialmente en nuestra propia adultez.


El adolescente de Dostoievski (1875) relata en primera persona 

la formación de el carácter de un joven. La novela se desarrolla principalmente en base a la ambivalente relación del protagonista con su padre, por quien inicialmente siente rechazo y finalmente asume como figura de identificación.


Por todo ello en el desarrollo de una adolescencia normal es necesaria la implicación del adulto en la evolución del joven, para favorecerla y ponerla en los límites de la realidad. Esta necesidad se multiplica en el caso de la adolescencia psicopatológica, en la que podemos afirmar que en una inmensa mayoría de los casos, la evolución positiva dependerá tanto de la implicación del adolescente en procesos terapéuticos, como de la implicación de los padres durante los mismos.

 

BIBLIOGRAFIA


ABERASTURY, A. y KNOBEL, M. (1.988). La adolescencia normal. Un enfoque psicoanalítico. Paidós


AUSTEN, J. (1.811). Sentido y sensibilidad en “Sentido y Sensiblidad” 2.014 DeBolsillo


BAUMAN, Z. (2007). Tiempos líquidos. Tusquets


BERGERET, J, (1974) La personalidad normal y patológica en “La personalidad normal y patológica” 2009 Gedisa


BROOKS, B. (2014). Lolito. Blakie Books


CAMERON, P. (2.013). Algún dia todo este dolor te será útil. Libros del Asteroide


DOSTOIEVSKI, F. (1.875). El adolescente en “The adolescente”. 2.015. Alma Books


FERENCZI, S. (1.932). Confusión de lenguas entre los adultos y el

niño. En “Confusión de lenguas un retorno a Sandor Ferenczi”


GUTIÉRREZ M. 2.012. Eudem


FREUD, S. (1.908). La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna en “Obras completas” 2.012 Amorrortu


IBSEN, H. (1.867). Peer Gynt en “Peer Gynt, El pato salvaje, Herda Gabler” 2007. Colihue


KERNBERG, P., Veiner, A. y Bardenstein K, (2.001) Trastornos de personalidad en niños y adolescentes. Manual Moderno

Le Bretón, D. (2.014). Una breve historia de la adolecencia. Nueva Visión.


MANN, T. (1.903). Tonio Kröger en “Señor y Perro, Tonio Króger y Tristán” 2.015 Edhasa


REICH, W. (1925). El carácter impulsivo en “Early writings vol. 1” 1975. A Condor Book


REICH, W. (1933). Análisis del Carácter en “Análisis del Carácter” 2.005 Paidós


SALINGER, J.D. (1.957). El guardián entre el centeno en “El guardián entre el centeno” 2.010. Alianza Editorial


SERRA, M. (2.014). Los cansados. Alfaguara


SHAKESPEARE, W. (1.611). Cuento de Invierno en “Cuento de Invierno” 1.999 Espasa


TAMAKI. M. y TAMAKI, J. (2.010) Skim. La Cúpula